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ginaquevedo

"¡Te voy a dejar como Thalía!"


Hace unos días estaba en mi clase de zumba y tuve un "flash back" porque recordé una anécdota que me ocurrió hace ya varios añitos.

Situación: Mi mente se trasladó a 1994, cuando una chica de 16 años, viviendo en provincia decide por primera vez en su vida ir a un gimnasio. Ella en realidad sin muchas expectativas; (bueno, sabe que quiere perder peso, pero de ahí en más , no tiene idea de lo que le espera) va con la mejor actitud del mundo.

Al llegar a ese lugar se encontró rodeada de hombres sudorosos y jadeantes (porque todos sabemos que a los hombres les encanta hacer sus ruidos raros cuando levantan incluso una mancuerna de medio kilo) y de alguna manera, ella sintiéndose insegura en ese lugar con olor a testosterona en donde la presencia femenina no era muy amplia se dirigió a buscar la orientación de un "instructor".

-"¡Hola! ¿cómo te llamas?" preguntó el hombre de baja estatura con pose de galán en busca de una presa.

-"Me llamo Gina y es la primera vez que vengo a un gimnasio".

-"Muy bien, vas a hacer la rutina que te voy a dar y en seis meses te ASEGURO que te voy a dejar como Thalía!"

¡Thalía! O.K. vamos por partes..... lo que mis oídos escucharon fue que yo era digamos, algo así como un pedazo de barro que podía ser moldeado a capricho y que "ese" hombre iba ser capaz de cambiar la forma en la que yo me veía.

Desenlace de la historia: A partir de esa visita, creo que solamente acudí una o dos veces más a ese lugar. Pero ¿Porqué no seguí yendo a ese sitio de culto al cuerpo si el hombre me había prometido que bajo su fabulosa tutela y orientación yo iba a alcanzar "la gloria" y una figura más deseable por la sociedad de la última parte del siglo XX?

"¿Sabes qué me hizo adaptar el ejercicio a mi vida? El valorar y honrar a mi cuerpo porque al moverme le estoy agradeciendo y recompensando todo lo que cada día hace por mí. "

Tengo varias teorías:

1.- Porque me sentí TOTALMENTE incómoda e insegura en ese lugar rodeada de hombres con mirada lasciva y en el que en vez de sentirme relajada percibí que estaría cuidándome la "retaguardia" todo el tiempo.

2.- Porque el "instructor" que me atendió seguramente no era un profesional en su área y actuó de forma egocéntrica en vez de motivadora, o vaya, tal vez no tuvo la actitud que me hiciera sentir confianza.

3.- Porque yo no quería hacer ejercicio por los motivos adecuados (bienestar, alegría, gratitud con mi cuerpo y amor) sino por rechazo hacía mi misma.

Y ahora de regreso al 2017, Gina con 38 años en su haber está pasando su mejor etapa con el ejercicio. ¡Más de 20 años tuvieron que pasar para que yo verdaderamente comprendiera los verdaderos beneficios de moverme intuitivamente! Pero más vale tarde que nunca y el día de hoy puedo decirte que el ejercicio es una parte importante de mi vida.

Afortunadamente las cosas son diferentes hoy en día. Ya contamos con instructoras (lo cual es muy bueno porque te sientes acompañada en el proceso), los gimnasios incluyen en sus servicios diferentes tipos de disciplinas y clases que van más allá de las caminadoras y pesas, hay ropa más bonita que facilita el movimiento y sobre todo, hay mil maneras de movernos también sin acudir a un lugar especial.

¿Sabes qué me hizo adaptar el ejercicio a mi vida? El valorar y honrar a mi cuerpo porque al moverme le estoy agradeciendo y remunerando todo lo que cada día hace por mí.

Tu también puedes encontrar tu movimiento intuitivo, no te forces a hacer algo que no te gusta... eso no va a funcionar. Intenta con varias actividades hasta que encuentres las que te hacen sentir bien y te llenan de energía, alegría y amor. El ejercicio no "funciona" si lo que quieres es perder peso, funciona si lo que quieres es regalarte amor.

Tu cuerpo te pide movimiento...... no se lo niegues.

Nos leemos pronto.

Gina

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